Desagradable sorpresa de Navidad.
Empezamos las fiestas con una desagradable sorpresa de Navidad. Si ya habitualmente la Navidad es un sinfín de quehaceres, este año la cosa se ha complicado más que nunca.
A tan solo unos días antes de Nochebuena , Papá Noel no tiene los juguetes de mi hija, tengo que organizar una cena de Nochebuena para dieciséis personas, para la cual no tengo nada comprado ni organizado, nuestra nevera está tan vacía que los de la NEVERA ROJA se están haciendo de oro con nosotros y ni siquiera hemos puesto el árbol de Navidad….
Y os preguntaréis ¿cómo he llegado a esto?, pues bien, os resumo la situación.
Desde hace más de 10 años, la Nochebuena tradicionalmente se celebra en casa de mis suegros y acude toda la familia de mi chico, por lo que nos solemos juntar entre 18-25 personas, en un piso de no más de 60 metros cuadrados.
Pues bien, con toda mi buena intención y para descargar a los abuelos del laborioso trabajo que supone la organización del evento y, teniendo en cuenta que se pasan todo el año recogiendo y cuidando a mi pequeña al salir del cole, me decidí a finales de noviembre a ofrecerme para organizar yo la tradicional y multitudinaria cena de nochebuena en mi casa, pensando que tendría tiempo de sobra de organizar todo.
Todo parecía bajo control, entonces ¿qué ha sido lo que ha complicado nuestra idílica navidad? Pues un cúmulo de acontecimientos que se han producido: muchas más horas de trabajo, un viaje de trabajo de mi chico durante toda una semana, en la que no me ha podido ayudar a organizar nada, viajes para ver a la familia, cenas de empresa…pero la gota que ha colmado el vaso ha sido la desagradable sorpresa de navidad que hemos recibido a solo unos días de Nochebuena.
Los inquilinos del piso que teníamos alquilado desde Octubre nos han hecho un estupendo regalo de navidad: nos comunicaron por whatsapp sin previo aviso, que habían abandonado el piso, deseándonos unas “felices fiestas”. Al ir al piso a recoger las llaves, tal y como me habían notificado, me encontré con la desagradable sorpresa de Navidad: se habían llevado electrodomésticos, grifos, bombillas y que habían dejado el piso lleno de basura, restos de comida y suciedad.
Por lo cual, los días previos a Nochebuena, destinados a organizar nuestra navidad, los hemos estado dedicando a poner denuncias, hablar con abogados, cambiar cerradura, y lo peor de todo a recoger porquería ajena…
Pero bueno de todo se aprende, y esto es una nueva lección de vida, en la que he descubierto hasta que soy capaz de cambiar una cerradura…
Con lo cual, ahora voy a contrareloj para organizar una estupenda navidad para mi hija, pero como al igual que la mayoría de las madres trabajadoras, que somos «superwomans» , voy a conseguir llegar a todo, incluso trabajando el día de Nochebuena: En dos días, haré la compra de la cena, la prepararé, hablaré con Papá Noel para que tenga listos los regalos e, incluso creo que podré poner el árbol de navidad.
No voy a consentir que nada ni nadie estropee la Navidad a mi pequeña, ni siquiera esta inesperada y desagradable sorpresa de navidad.