Antojos en el embarazo. Mito o realidad
Seguro que has pensado más de una vez que lo de los antojos en el embarazo son un cuento de las abuelas,incluso los médicos dudan bastante de su credibilidad y apelan a que se trata simplemente de caprichos de las futuras mamás.
Pues bien, yo solo puedo constatar mi experiencia al respecto. Yo siempre pensé, antes de quedarme embarazada que efectivamente eso de que se antojaran churros a las 3 de la mañana, era un cuento chino de las mamás como un mecanismo de reclamo de atención.
Pues mi sorpresa fue, que en el segundo trimestre de embarazo empezaron de manera real los antojos más extraños.
Un día me levanté y solo podía pensar en que me apetecía limonada natural, y claro me preparé limonada, pero no, no me bebí un vaso, no….yo como siempre a lo grande, me bebí de una sentada un litro, no te quiero contar la acidez de estómago de después, acidez que ya venía sufriendo de por sé desde el minuto uno de quedarme embaraza.
Lo mejor fue lo de los kiwis, nunca he comido kiwis es una fruta que me desagrada en general, pues durante el embarazo, se convirtió en mi fruta predilecta, hasta tal punto de que si me iba de vacaciones tenía que comprar o llevar conmigo los kiwis, y deciros que después de nacer mi hija, no he vuelto a comerme un kiwi, y ya han pasado casi 6 años. Quizá todo esto se debía a una necesidad imperante de más vitamina C…
Otro día, mi cuerpo determinó que necesitaba comerse un bocadillo de chóped, a simple vista podría parecer algo razonable pero claro, teniendo en cuenta que habitualmente no como nunca chóped, pues me contaréis. Pues, en mi afán de satisfacer mi antojo de embarazada, me tuve que ir expresamente a la charcutería a comprarlo y después de aquel bocadillo ya no volvió a apetecerme más, de echo creo recordar que acabé tirando lo que sobró..
Otra cosa extraña fue la repulsión que me producía el pescado durante el embarazo, no pude probarlo, hasta casi los dos últimos meses, y tenía que ser solo pescados blancos, y sin elaborar mucho, lenguado o merluza a la plancha, y el pescado me encanta pero era superior a mí, solo con pensar en comerlo, sin ni siquiera verlo, se me revolvía el estómago.
Lo más gracioso en cuanto a mis antojos, fue la historia del “phoskito”. Ya en las últimas semanas de embarazo, no me podía quitar de la cabeza la idea de comerme un phoskito, pero tenía que ser esa marca, no me valían los bollos similares y claro, entre unas cosas y otras, no me lo llegué a comer. Lo más divertido, es que cuando nació mi hija nació con una manchita en forma de phoskito en la parte baja de la tripa, y desde entonces la marquita tiene nombre propio “el phoskito”.
Y tú mamá tuviste antojos en el embarazo?, ¿crees que son verdad? , O por el contrario los antojos te parecen simplemente fruto de las mamás caprichosas.