7 consejos para una relación profesor alumno beneficiosa en las aulas
Ser profesor es una de las profesiones más complicadas que creo que existen.
Quizá el resto de los mortales pensamos sólo en los beneficios externos que parece que tiene ser profesor.
Es decir, en un horario de trabajo de 9 a 5 , 3 meses de vacaciones, vacaciones de navidad, de semana santa…
Pero sinceramente, estar diariamente educando y consiguiendo que 20, 25 o 30 niños y niñas en un aula mantengan la atención, aprendan y además respeten al profesor y a sus compañeros, creo que merece ese horario y esas vacaciones.
Sin embargo, precisamente por la complejidad que supone ser profesor, cualquier persona que saque su título de docente no está preparado necsariamente para ejercer.
Por ello es importante, no sólo tener los conocimientos necesarios y haber aprendido la teoría para ser profesor sino que hay que saber cómo trabajar la empatía en el aula.
De ahí que, Haim G. Ginnot en su libro Maestro-alumno: “El ambiente emocional para el aprendizaje“ da una serie de consejos muy interesantes para conseguir que el día a día en el aula fluya de manera beneficiosa, tanto para los niños y niñas como para el propio profesor.
7 consejos para una relación profesor alumno beneficiosa en las aulas
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FOMENTAR LA EMPATÍA.
Un buen docente tiene que saber que los niños aprenden a distinto ritmo, que tienen necesidades diferentes y que las estrategias que funcionan con un niño, no tienen por qué ser efectivas con otro.
Por ello, aprender a identificar si un niño necesita más tiempo para acabar una tarea que otro, si un niño es más tímido que otro o quién es el líder del aula, puede ayudar a un profesor a lidiar con la clase y conseguir conectar con todos y cada uno de los niños y niñas.
Si queremos que los niños se comporten bien en el aulay no solo respeten al profesor, sino a sus propios compañeros, hay que empezar por dar ejemplo.
Gritar, insultar o menospreciar a un niño delante de sus compañeros, lo único que conseguirá es que el alumno se sienta mal consigo mismo, que pueda sentir frustración y luego transferir esa conducta y esa rabia hacia otro compañero.
Por eso es vítal, para ser profesor saber escuchar a los alumnos y valorar sus opiniones. Tratar a los alumnos con educación, a pesar de que nos encontremos ante una situación de conflicto.
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MANTENER LA CALMA Y EL AUTOCONTROL
Lógicamente cuando un docente pasa muchas horas en un aula, con niños y/o adolescentes muy diferentes entre sí, con necesidades y situaciones personales muy variopintas, acaban surgiendo situaciones de conflicto.
Ante estas situaciones, aunque sea complicado es importante no perder los papeles, tener claro que al ser profesor eres la figura de autoridad y nunca como docente hay que rebajarse al nivel del alumno.
Ponerse a gritar o a amenazar, no va surtir efecto a medio-largo plazo. Lo mejor, ante estas situaciones es pedir con educación y calma que el alumno pare la situación una sola vez, sabiendo que si no lo hace habrá consecuencias.
Si el docente ha trabajado todos estos consejos y sus alumnos le respetan y confían en él, es posible incluso, recurrir a la ayuda del resto de alumnos para parar ese conflicto.
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FOMENTAR ACTIVIDADES EN EL AULA PARA EL DESARROLLO DE LA EMPATIA.
Aunque está claro que los niños y niñas van a clase para aprender y muchas veces el tiempo para impartir las materias y los contenidos no es suficiente, hay que encontrar tiempo para desarrollar actividades el aula que ayuden a desarrollar la empatía en los niños.
Actividades como que los propios alumnos, valoren cualidades positivas de sus compañeros, potenciar charlas en las que los niños cuenten sus miedos y sus problemas a los demás, que el propio profesor cuente algunos de sus miedos y debilidades, utilizar juegos de rol para resolver conflictos que hayan podido surgir intercambiando papeles….
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IDENTIFICAR NECESIDADES
Ya hemos comentado que cada alumno, puede tener unas circunstancias personales, educativas y socio-familiares muy diferentes.
Por eso, es muy importante hacer un esfuerzo proactivo, para intentar conocer en profundidad a cada niño y saber adaptar, no solo la forma de enseñar, sino de tratar a cada niño en función de esas necesidades concretas.
Lógicamente ser profesor con 20,25 o 30 niños en el aula, no es tarea sencilla, pero con adecuadas estrategias de comunicación y tutorías con el propio alumno y sus padres, puede llegar a conseguirse.
Es vital desarrollar en el aula una escucha activa. No vale con llegar, explicar la lección, y no obtener el feedback de los alumnos.
Es importante, conseguir que los alumnos expresen sus dudas en clase, que tengan libertad para opinar de cualquier cosa o incluso, aconsejar al docente para que éste pueda mejorar la forma de impartir sus clases.
Por ejemplo, si en medio de una clase, surge algún tema importante que requiera tomar medidas, parar la clase para tratar el tema, no tiene por qué ser perjudicial. Al contrario.
Los alumnos notarán que son valorados y escuchados por su profesor y esto sumará beneficios a la relación entre los alumnos y el profesor.
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CONFIANZA
Si como docente, has conseguido una ambiente respetuoso en tu clase, has trabajado la empatía, fomentado la inteligencia emocional, tus alumnos te respetan y se respetan entre ellos, les conoces a la perfección, habrás generado un ambiente de confianza en el aula, que conseguirá que las clases y el aprendizaje fluya de manera perfecta.